sábado, 13 de agosto de 2011

La Última Pelea

Como olvidar aquellos clásicos consejos como: “camarón que se duerme se lo lleva la corriente” “dime con quién andas y te diré quién eres” “de tragones y limpios están llenos los panteones” si se dicen así o como se digan ustedes saben a lo que me refiero; entre otros tantos  que de persona en persona se trasmiten. La edad para conocerlos es invariable, claro que como requisito común es tener la capacidad suficiente para entenderlos o para querer escucharlos, cuántos de nosotros habremos escuchado por lo menos dos que tres de ellos, lo más curioso puede ser el momento en que se llegan a presentar estos típicos refranes; en mi caso y para mi mala fortuna rozaron mis sentidos como un viento de invierno helado pero a la vez placentero, indicando que es el momento de utilizar esa vestimenta invernal que la época exige, luciendo así los abrigos, gorros, bufandas, entre otras prendas de temporada que durante el año pasado se fueron comprando según fueron requeridas.
Así todos mis sentidos fueron paralizados al escuchar la voz tan fuerte y áspera por la edad de mi abuela, al igual que un sinfín de voces familiares y conocidas que causaban un revoloteo en mi cabeza al recordar etapas y momentos que compartí a su lado como otras tantas cosas. Desearía suspender el tiempo en un punto muerto, tener la facilidad de poder crear una pausa, como la utilizas cuando no deseas perderte ningún momento de una película, pues debes atender la puerta de la llamada que realiza una persona, al tocar con suma insistencia el timbre de la puerta; de esta forma quisiera detener el tiempo y retrocederlo al momento en el que por cuestiones inexplicables y absurdas decidí formar parte de un grupo social de esos que son denominados como la escoria de la sociedad. Admito que mi posición dentro de este grupo no era el más alto pero sí el más vacante, dado que te juegas la vida entre dos importantes personajes uno de ellos la ley y el otro la mafia; además de tener atiborradas las filas con niños inexpertos, necesitados de dinero para solventar una familia numerosa o que simplemente fueron reclutados a la fuerza; el entrenarles es una tarea de lo más difícil y agotador, sin mencionar que es arriesgado, ya que si atrapan a alguno de ellos distribuyendo la mercancía es un buen medio para llegar a la matriz que lo llego a reclutar, por ello es necesario e indispensable que la cabeza principal de estos inexpertos burreros sea lo suficientemente ágil para reclutar, capacitar y sobretodo distribuir a esta carne fresca que pronto proveerá de una cosecha abundante y fresca.
Mantenerte con vida y entero es sólo una parte de lo que día a día vives, pues tus sentidos permanecen alterados y sensibles ante cualquier muestra de movimientos aparentemente sospechosos; pero olvidemos de momento esta historia y mejor regresemos al punto en el que me encuentro recargado en un muro de un callejón que quien sabe en qué parte de esta vendita ciudad se encuentre, el pecho me aprisiona con violencia, sólo logro sentir en mi pierna izquierda una quemada laceradamente fría producida por una bala, mientras que como me es posible logro mantener controlada de cierta forma el hilo de sangre que corre por mi costado derecho, a causa quizá de una acuchillada o por el roce de alguna bala perdida, todo esto acompañado por el zumbido aturdidor en mi cabeza que producen ese mar de voces que recuerdan alguno que otro refrán, que de haberlos atendido, hubiera evitado estar a unas cuantas horas de morir por derramamiento de la vena aorta.
De todos los finales que en algún momento imagine jamás llegue a pensar que terminaría muerto en un enfrentamiento entre narcotraficantes y agentes de la AFI, pero lo que más me duele es pensar en la imagen de mi padre al recibir el aviso por parte de Peritos Pediciales solicitando rendir su declaración sobre el reconocimiento de mi persona en la morgue, eso me duele más que dejar este mundo podrido de esta falsa sociedad que nos rodea.

domingo, 31 de julio de 2011

Otro! Qué no aprendo nada

Mis historias siempre se encuentran bajo la alfombra de mi hoy pequeño cuarto, que agradezco cada mañana por regalarme el placer de ver un librero como siempre soñé, a excepción de uno que otro detalle puesto sobre él, pero regresemos a las historias con que comencé, me avergüenza admitir que a pesar del tiempo nunca llego a contar al menos una historia que valga la pena leer, ya de mínimo que sirva para una lecturilla dominguera o para la hora de refrescar tus ideas en el baño… cada quien, en fin, en un peculiar día me atreví a juntar el altero de papeles y papelitos sueltos manchados con tinta causada por mis manos que siempre requieren de un lugarcito para expresar lo que una loca cabeza las atormenta.

Cada pedazo usado, poco o totalmente lleno resulta ser agradable para un espectador, mi alfombra, ¿acaso hay otro fiel seguidor que admire con tanto gozo esos ridículos y escuálidos papelitos?; la verdad lo dudo pues ni mi propia sombra se abstiene de reírse cuando por un hombro sube y observa lo que trato de realiza; como uno de ellos que inicia así:

Pero en especial un día no conmemorado dentro de un mes demasiado significativo para un país de 112 millones 322 mil 757 habitantes, según un censucho echo en el 2010, me altero todo el cosmos de una vida llena de despilfarro con una amiga apodada la Salda, me acompaño durante un largo rato, pero las amistades en ocasiones se alejan un poco para dar paso a otras buenas cosas.

Al igual que otro que encontré que decía:

Como un pequeño grupo de atolondrados que se fascinan con las letras, poco comunes he de admitirlo pero bastante dinámicos, créanme que mantenerlos quitecitos sin decir palabra alguna es todo un reto que con solo un plato repleto de comida los haría detenerse; no lo pensarían dos veces cuando de apetito se trata el asunto. Cada personita es significativa para mí muy a su estilo y forma.

Después de juntar todo mi altero de escritillos decidí realizar uno que ya de mínimo no causara pena al divulgarlo, se imaginan salir en trapos translucidos a la calle con el propósito de comprar una lata de frutas en almíbar… dejémoslo solo en la marca de vergüenza que pasaría el resto de mi tediosa vida.

Sé que todo este rollo suena muy mareado, pero suelo alargar mis historias que después leerá vivamente mi tapete, en especial cuando no cuento con uno, creo que necesito uno para tenerlo como pretexto de lector, oops; aclaremos un punto nunca es tarde para comprar un tapete, en especial cuando se trata de un auditor que no criticara tu redacción, ortografía entre otras cosas que la escritura exige, si esto sale a la luz es solo por mera equivocación y si tu lo estás ojeando bueno me resta decirte que tu eres el causante de que  realicé un vergonzoso pedazo de lectura, pues gracias a ti supere pésimos momentos, comparto inigualables alegrías y una que otra acción repentina; gracias por ese apretón de manos, cosquillas abruptas, palabras esporádicas llenas de inigualable valor, cruses de miradas que albergan un símbolo como significado, chistes sin ningún sentido de ser chiste, historias llenas de amor, odio, dolor entre otras cosas y cositas pero dejemos lo cursi y terminemos esto que son como las 4:30 de la mañana del 03 de Marzo de 2011, mmm lo cual me recuerda falta un año meses para el fumado fin del mundo, en que estaba ¡ha sí!  Mi maldito insomnio me privo de acudir a una cita con Morfeo, además hoy no tuve diversión y cierta personita sabe a lo que me refiero.

Se despide de ustedes más cansada que ayer pero muy… ciertas cosas no son buenas divulgar, de un grupo del cual naturalmente llamo hermanos, amigos, amantes, comunidad de Letrados en espera etcétera.