Dulce y querida amiga llegas con el
viento pero nunca te marchas, te siento tan cerca que me angustia los días que
no hablamos, donde nuestro confidente es la noche y nos envuelve, marchémonos
juntas y no volteemos la cabeza, que en este mundo nada existe para atarme,
prefiero caminar en el umbral del reino de Estigia, que seguir con mi falsa
imagen.
Muerte abrázame en tus fríos, no me
dejes seguir en este mundo llámame que no opondré resistencia, la vid a perdido
el símbolo de mi existir; ¿a caso intentas abandonarme dejándome sin ningún ser
en el cual acogerme?, permite levantar el vuelo con el clamor del viento
rosando nuestras siluetas, sin importar las manchas de sangre en vuestras
manos.
Concédeme la gracia de andar bajo tu
sombra, pues hasta el silencio es suave y amigable, donde la oscuridad que
guarda la habitación nos acoge sin dejar escapar los hechos que juntos
encerramos.
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